- Muzenza, victoria sobre el estigma.

Artículo publicado por Ari Lima en A tarde el 25/02/1995. Arivaldo de Lima Alves (Ari Lima) es diplomado en Periodismo por la MACOM/UFBA y ejerce de profesor la UFRJ en el Área de Comunicación.

Para los negros bahianos el Carnaval ha sido un momento privilegiado de manifestación política y estética. Esta fiesta refleja el impacto de la vida simbólica y material de lo cotidiano. Así, si hasta los años 80 el Carnaval estaba dividido entre “blocos” (sociedades, grupos, agrupaciones,…) de pobres, casi todos negros, y “blocos” de ricos, casi todos blancos; a partir de esta fecha se puede distinguir el Carnaval de los negros, los “blocos” afros, y el Carnaval de los blancos, los “blocos” de trío. (Fry, 1988).

El “bloco” afro Muzenza es uno de los pertenecientes al primer grupo. Nació en los años 80, cargando muchos estigmas o perjuicios. Desde entonces hasta hoy, ha sido hors-concours en el Carnaval Bahiano. Es un patrimonio más del barrio Liberdade (de la Libertad). Participa del Proyecto Axé y ha colaborado en el proceso de reeducación de los niños de la calle. Aunque casi no aparezca en los medios de comunicación, su primer disco, “Muzenza do Reggae” vendió más de 85.000 copias.

Muzenza es un curioso fenómeno más del Carnaval Bahiano. Un caso que también podría aclarar más sobre el proceso de integración del negro en la sociedad brasileña. A propósito, Ericivaldo Veiga de Jesús concluyó, en 1991, un estudio antropológico llamado Bloco Afro-Muzenza: Claridad de vida y vuelo de la Imaginación. El trabajo se presentó a la Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Bahía. El estudio pretende tratar de las relaciones sociales y del sistema simbólico presentes intra e inter-grupos en el contexto del “bloco” afro Muzenza. Revela que el “bloco” afro Muzenza nació de una crisis en Olodúm tras el Carnaval de 1980. Geraldão, Mundão y Barabadá fueron los fundadores del “bloco”. Muzenza nació estigmatizado por la prensa, por la Policía e integrantes del “mundo negro” como violento y bárbaro. Como sucede con otros afros, este “bloco” está predominantemente constituido por jóvenes negros oriundos de las clases populares bahianas.

¿Qué estudiar de los afros? Pregunta el autor. Los “blocos” afros son vistos bien como afirmación de grupos capaces de mostrar y criticar la realidad vivenciada por sus actores, o bien como entidades festivas aglutinadoras de la broma (juego) del Carnaval.

¿Cómo es absorbido por los componentes de los “blocos” afros el discurso étnico emitido por los sectores politizados del “mundo negro” ? ¿Quiénes son esos componentes y cuales sus relaciones con la sociedad incluyente? A través de la observación activa de Muzenza, la investigación de documentos, cuestionarios y entrevistas, el autor, intenta responder a estas preguntas.

Muzenza posee una dimensión asociativa. “Ser Muzenza” significa pertenecer a una especie de nación, representada en los colores amarillo, rojo, negro y blanco; compartir el culto al reggae, a Bob Marley, a Jamaica y al rastafarismo. Muzenza se asumió como embajador de Jamaica en Bahía. Elaboró, incluso, un proyecto que cambiaba el nombre de la calle en la que tiene la sede por el de Rua Kingston, nombre de la capital jamaicana.

Entretanto, de acuerdo con el propio Bob Marley, Jamaica es el cautiverio, la Babilonia. Pero lejos de reproducir las especificidades del culto rastafari, Muzenza parece querer alinearse como referencial de identidad étnica y cultural, y un lugar de manifestaciones de sociabilidad. Jamaica no es aquí, ni todos los socios de Muzenza son rastafaris. Marley, el reggae, Jamaica son utilizados para marcar la diferencia del “bloco” en el Carnaval afro-bahiano. Las pésimas condiciones de vida, las desigualdades sociales vividas por los bahianos reproducirían y reflejarían las expectativas de “redención” del movimiento jamaicano.

De este modo, esta dimensión asociativa de Muzenza ultrapasa un nivel político o económico. Es una experiencia social que Maffesoli (1987) define como “socialidad” o sea, un estar junto que dispensa la finalidad, la practicidad y superdimensiona lo lúdico, la forma de vivir.

El autor utiliza tanto este concepto de socialidad como el de “communitas” (comunidad), de Turner (1974) para definir Muzenza. De acuerdo con Turner, en la “communitas” el individuo es un ser concreto, con idiosincrasia, diferenciado física y mentalmente, pero homogéneo como ser humano. Diferencia la “communitas”, la “estructura” cuando el individuo es reconocido como personalidad social puesta en un cargo, en una posición, en funciones políticas, jurídicas o económicas.

Muzenza está situado en la Calle Alvarenga Peixoto, Liberdade. Antes fue un “bloco” errante, sin un local de ensayo definido. Ensayó en la Ribera, en la Massaranduba y en el Largo del Tanque (depósito). En la misma proporción que el “bloco” atraía fans con los ensayos itinerantes, atraía el estigma de violento y reducto de marginales. Durante o después del ensayo casi siempre aparecían noticias de peleas y broncas. En Alvarenga Peixoto, vecinos y jóvenes incorporados al mercado de trabajo, o aquellos que tienen un mayor nivel económico, no se aproximan al grupo base de Muzenza y tienen poco interés por el “bloco”. Son los jóvenes desempleados, los más humildes y familiares de los “dueños del bloco” quienes componen la batería, ayudan en los ensayos, en los trabajos y están en contacto con la dirección.

Los “foliões” (socios, asociados, comparseros…) de Muzenza no hacen, en su mayoría, una crítica (ideológica) incisiva a la estructura social como responsable del proceso de desigualdades sociales. Sin embargo, reconocen que, como negros, son víctimas de las desigualdades en la sociedad brasileña. Atribuyen el hecho a cosas inmediatas o a las apariencias (pelo, color) y sentimientos como la “envidia de los blancos”, y a un pasado histórico en el que los negros fueron “víctimas”, dice el estudio.

Los negros del estudio, creen que su situación social puede mejorar con la integración en el mundo y estilo de vida de los blancos; principalmente entre las mujeres, no se acepta el estigma que Muzenza sea “reducto de marginales”. La dirección del “bloco”, preocupada por legitimar la ciudadanía de sus socios, siempre exige documentos de identificación en el momento de la inscripción. Sin embargo, tiene dificultades para aceptar los formalismos sociales. A pesar de tener un registro de fundación de la entidad, un registro de documentación de los socios evitó presentar esta documentación a la policía. Entre los jóvenes entrevistados, en Muzenza se reproduce una “tradición oculta” de la delincuencia juvenil: la independencia en los entresijos del sexo, la aventura, las proezas, la virilidad, la fuerza y la violencia física. “la violencia es una opción política”, afirma el autor. Es la forma de mostrar un poder diferenciador del grupo que se manifiesta de un modo ritual.

El estudio de Ericivaldo Veiga trata además de una cuestión polémica: la violencia en el “bloco”. Desde el inicio de su texto la atribución de violento y marginal a Muzenza y sus componentes es colocada como estigmatización exterior. El autor, sin embargo, no elabora una interpretación que transcienda el estigma; presentar únicamente la defensa del acusado no es suficiente. Los “dueños de Muzenza” tienen un poder vitalicio. Las desavenencias internas entre la dirección, los músicos, los bailarines, no son, en el texto, satisfactoriamente confrontadas. Esto puede que ayudase a comprender mejor el significado de la violencia en Muzenza. También la teoría de la sociabilidad en Maffesoli no nos parece haber sido suficiente para ayudar en la reflexión sobre las cuestiones y los problemas levantados por el autor. En los ensayos del “bloco” se disolverían identidades de clase, de raza y de pertenencia, en ellos lo que tiene eco es la “socialidad”, el “estar juntos”, con un mismo fin en sí.